En el mundo digital, todo tiene una dirección.
Pero no todas las direcciones son iguales. Algunas están en el centro de la ciudad (IP públicas) y otras viven en barrios privados (IP privadas).
Ambas son clave para que tu empresa funcione… aunque pocas veces pensamos en ellas.
IP pública: tu escaparate
Una IP pública es como el número de la calle principal: todo el mundo puede verla.
Es lo que usas para mostrar tu web, recibir correos o conectar desde fuera.
Pero también es expuesta, escasa y muy valiosa.
IP privada: tu oficina interna
Las IP privadas son como los despachos de dentro.
Son invisibles desde fuera, seguras por defecto y perfectas para conectar sistemas internos.
Pero necesitan traducción (NAT) para salir al exterior.
¿Por qué importa?
Porque una mala gestión de direcciones:
- Causa conflictos y caídas.
- Aumenta riesgos de seguridad.
- Complica el crecimiento de tu red.
Saber dónde poner una IP pública, cuándo usar una privada y cómo segmentar, es parte del arte de diseñar bien.
Conclusión
Tu red es como una ciudad: necesita orden, seguridad y planificación.
Y si no quieres que tu infraestructura termine colapsando bajo su propio peso…
Nosotros diseñamos, desplegamos y gestionamos por ti.
Sin preocupaciones.