En el reino del correo electrónico, tus mensajes son embajadores.
Y como buenos embajadores, necesitan credenciales si quieren cruzar las fronteras digitales sin ser detenidos en la aduana del SPAM.
Aquí es donde entran en juego tres caballeros que velan por la seguridad, la legitimidad y la reputación de tu dominio: SPF, DKIM y DMARC.
Juntos, forman un escudo que separa a los emisarios oficiales de los impostores, y marcan la diferencia entre un correo leído… y uno ignorado.
La alfombra roja (o no) para tus correos
🛡️ SPF: el portero de tu castillo
SPF es como la lista de invitados autorizados. Solo los servidores que figuran en ella pueden representar a tu dominio. Si alguien no está en la lista, se queda fuera. Sin discusión.
✒️ DKIM: el sello real
DKIM es la firma que demuestra que tu mensaje no ha sido modificado en el camino. Como un lacre de cera en un pergamino, garantiza que lo que llega es exactamente lo que tú enviaste.
🕵️ DMARC: el comandante en jefe
DMARC orquesta todo. Decide qué hacer si alguien intenta colarse, supervisa que SPF y DKIM se respeten, y te informa de cualquier intento sospechoso. Es quien pone orden en tu reino del correo electrónico.
¿Por qué deberías preocuparte?
Porque si no los tienes bien configurados:
- Tu dominio puede ser usado para engañar a otros (phishing, spoofing…).
- Tus correos pueden acabar en spam o ni siquiera ser entregados.
- Tu marca pierde credibilidad sin que lo notes.
Y lo peor: puede estar pasando ahora mismo, sin que nadie en tu equipo lo sepa.
Conclusión
Tener SPF, DKIM y DMARC bien definidos no es una mejora técnica, es una declaración de profesionalidad.
Demuestra que cuidas tu imagen, tu comunicación y la seguridad de quienes confían en ti.
¿La buena noticia?
No necesitas saber cómo se hace.
Nosotros nos encargamos de todo para que tú puedas seguir enfocándote en tu negocio, mientras tus correos caminan por la alfombra roja directo a la bandeja de entrada.
